lunes, 9 de mayo de 2011

La Vuelta De La Tuerca

Si pensar en los cambios bio-logicos del comportamiento humano es desconcertante, lo es mas cuando lo que se bio-espera de las relaciones humanas fragmentadas es la cordura, el sosiego, la tanquilidad, y la equanimidad.

Pasamos del claro al oscuro es un tris tras, sin darnos cuenta. Todo empieza blanco para terminar siendo negro cual entrepierna de una cucaracha.

¿Quien fue el imbécil que inventó la frase "Todo lo que empieza bien, acaban bien" ?

Todavía nos sorprendemos enterarnos de historias de personas que se amaban, empresas que trabajaban y gobiernos que gobernaban que con el paso del tiempo y la ponzoña se tiznan de oscuridad, tristeza y usura.

"Yo quiero lo mejor para ella, no quiero nada para mí..." y con el paso de la cuarentena y al pisar el lodazal de la realidad se escucha "¡Que la den!... quiero lo mío, me importa un rábano si se queda en la calle..."

Y no digamos cuando el problema es un tema económico teñido de sistema empresarial, ahí se ve la realidad, como decían en un gag Faemino & Cansado :

"Yo tenia un sósio y montamos un negosio ignominioso... el negosio se fue a tomá po culo... y mi sósio se llevó 50 millone de pehéta... la amistá te la puede meté en er culo... pero devuelveme mis 25 millone..."

Por eso, cuando algunos se sorprenden cuando se enteran de alguna ruptura o el desenlace final de algún juntamiento económico/emocional, en el fondo me dan pena... ¡valientes payasos!. ¿De que planeta les echaron?. No conozco disensión o ruptura civilizada, pero es curioso, se pasa del amor al odio en función del dinero o las cosas que se hayan compartido, o las prisas de reestructurar la nueva vida.

¿Que hacemos con las cosas que no se pueden dividir?

El alma de una pareja, el recuerdo, la tristeza, el engaño, la deseperación, el abotargamiento mental, el cansancio, la pasión, la emoción, las risas en la cama, las caricias, el desaliño matutino, los desayunos compartido, las duchas compartidas, las toallas compartidas... la vida compartida.

La vuelta de tuerca suele hacerse al mes del quebranto, cuando ya no queda nada por lo que llorar y todo por lo que arramplar y aunque quede algo, da igual. Para eso es siempre sabio el refranero español "Mucho prometer hasta meter, una vez metido nada de lo prometido"








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