domingo, 22 de mayo de 2011

Leyendas Urbanas

Cerca de una gran mansión abandonada había una pequeña casa. En la que vivía Marla, una niña de 12 años, su hermanita de 8 y sus papás.

Desde hacia un tiempo, todos los días despues de comer la niña salía de su casa y se paraba frente a la grán pared lateral de la mansión abandonada y se quedaba observándola algunos minutos. Aquello se convirtió en una costumbre, Marla fue creciendo, y siempre hacía lo mismo y a la misma hora

Pero un día la casa fue demolida...

Marla creció, se convirtió en una preciosa mujer y formó su propia familia. Tuvo un hijo al que llamó Adam. Marla y su esposo vivían cerca de un lago. Todos los días despues de comer, Adam salía de la casa a observar el lago por unos minutos. Siempre lo hacía.

Y Un día el lago se secó...

Pierre, el abuelo paterno de Adam, en su lecho de muerte contó a su hijo Michel, que cuando era pequeño solía ir a observar un gran árbol que había en un bosque cercano a su casa. No le dijo por qué lo hacía, pero le dijo que un día el árbol fue talado...

Pasaron 100 años y generación tras generación cada niño tenía el extraño poder (o maldición) de perder lo que admiraba.


Hasta que un día, uno de esos niños tuvo la costumbre de salir a mirar al cielo...




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